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YASUNIZAR

La Hora

22 de agosto de 2013

Hace unos años, en mi primera visita a Manaos y luego a Belem do Pará y a Acre, me encontré con varios de los habitantes de la Amazonía Brasilera, a quienes gusta de llamarse Amazónidas, y quienes usaban y continúan haciéndolo, un término que me pareció bellísimo, no solo como vocablo, sino sobre todo lo que entraña, ellos hablaban de la necesidad de Amazonizar el mundo, en el sentido de volverlo más sensible a los temas de la gran cuenca Amazónica, a los temas ambientales, a la vida de la gente en la floresta, en fin, a todo lo que tuviera que ver con ese extraordinario bioma.

 

Años después, y cuando fue lanzada la iniciativa de mantener bajo tierra el petróleo en la selva amazónica ecuatoriana, y a pesar de que siempre consideré de que hay que compatibilizar las necesidades del desarrollo con la protección del ambiente, me pareció que la posibilidad de Yasunizar al mundo quedaba planteada.

 

Esa Yazunización, significaba así mismo, tocar las mentes y los corazones de muchos, especialmente de los más jóvenes, y volverlos parte de una especie de cruzada con una enorme carga de simbolismo, con una gran dosis de sueños, de proyecciones y de fe en un mundo más humano, si cabe el término, dándoles a quienes se sumaron a la iniciativa, la capacidad de forjar una utopía.

 

La Yasunización le dio a muchos ciudadanos ecuatorianos un orgullo nacional, la idea de que un país  pequeño, hacía planteamientos que podían ser esgrimidos en todos los foros y daba de qué hablar positivamente en el mundo.

 

Ese sueño se cayó, el plan B será ejecutado. Esperemos que se tomen todos los cuidados, no solamente con la fauna y la flora que son parte de esa biodiversidad extraordinaria, sino también con los pueblos que en la zona habitan, tanto los no contactados como los otros, quienes forman parte de la gran nación ecuatoriana que tanto amamos.

 

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

 

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