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UN PEQUEÑO PASO PARA UN HOMBRE…

El Tiempo

11 de septiembre de 2012

 

Una de las inquietudes permanentes del ser humano, que miró hacia el cielo y contempló los astros, ha sido el pensar en alcanzar la luna, no solo como una aspiración poética, sino como algo más real, más efectivo.

 

Hace 55 años ese sueño se hizo realidad, cuando el primer ser humano puso su pié en la luna, caminó en la superficie que parecía áspera, y esas imágines fueron transmitidas al mundo entero, como una clara demostración de que la hazaña se había consolidado.

 

Parecía que la carrera por conquistar el espacio, emprendida sobre todo por las dos potencias dominantes en esos momentos, en plena guerra fría: los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, empezaba a tener  consecuciones, dándole el beneficio de este paso importantísimo a los Estados Unidos.

 

Sin embargo, luego de la caminata del astronauta norteamericano Neil Armstrong, parece que el furor de la competencia espacial se estancó, a pesar de las diferentes misiones que se realizaban por parte de las dos potencias.

 

Uno de los desprendimientos de esa carrera espacial fue el desarrollo que tuvieron las comunicaciones entre los países, desde la colocación del primer satélite al que llamaron el “Pájaro madrugador”,  hasta los actuales momentos en los que casi no concebimos la vida si no tenemos una serie de adminículos que tienen que ver con esa necesidad comunicacional, tanto en la vida personal como en la profesional.

 

Hoy son varios los países del mundo que colocan satélites en el espacio, y otra potencia emergente, la China, se encuentra también empeñada en reanudar esa conquista del espacio.

 

Sondas a Marte, telescopios que descubren otros planetas y galaxias, parece que el propio universo se reduce de tamaño, gracias al avance de la ciencia.  Todavía falta mucho por descubrir, por conocer, sin embargo es mucho lo que se ha conseguido, y se habla ya de viajes espaciales por placer, como lo están ya realizando tanto los países como los empresarios.

 

Inclusive el Ecuador, gracias al empeño del primer astronauta ecuatoriano Nader, se apresta a colocar un pequeño satélite de comunicaciones en el espacio.

 

Como todos los de  mi generación, la llegada del primer hombre a la luna, fue parte de nuestra historia, asistimos a este evento extraordinario, y de alguna manera fuimos marcados por él: Aprendimos a soñar en que era posible conseguir lo que anhelábamos con empeño, osadía, tesón. Nuestros horizontes crecieron y pensamos que podíamos ser invencibles.

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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