Hace unos pocos días, la Unesco recordaba el papel único de la radio, sobre todo en momentos de desastres, de urgencias, de amenazas de diverso tipo contra una población determinada; a pretexto de la celebración, el día 13 de febrero, del día mundial de la radio.

 

Y es verdad, si nos ponemos a pensar en que, desde su invención y popularización, la radio ha tenido un papel protagónico en los hogares, se convirtió muchas veces en el único elemento que permitía mantener un vínculo con el mundo exterior, así ocurrió durante el auge del régimen soviético, también del cubano, en que a pesar de las cortapisas que se pusieron, la gente se aferraba a la radio como el máximo elemento de contacto, como esa ventana hacia un mundo que les estaba vetado por sus propios gobiernos totalitarios.

 

De igual manera hoy, a pesar del avance de otros medios de comunicación, sobre todo a través del mundo del internet, de lo digital, es todavía la radio la que mayor penetración tiene en poblaciones rurales, es la que alerta cuando se produce una catástrofe natural, pero tembién lanza campañas preventivas frente a enfermedades o situaciones graves.

 

A veces, en medio del avance de los inventos, de las nuevas tecnologías, solemos minusvalorar a la radio, sobre todo en las urbes, sin recordar que muchas veces el medio que más acompaña a los viajeros en sus vehículos es precisamente la radio, y por ello las diferentes emisoras se disputan su sintonía, pero también está presente en medio de la chacra de cultivo, en las parcelas en las que hombres y mujeres cosechan con esfuerzo el fruto de su trabajo.

 

Por todo ello, bien vale la dedicatoria de un día especial en el mundo entero, bajo la convocatoria de la organización que tiene a su cargo la ciencia, la educación y la cultura en el sistema de Naciones Unidas, a celebrar los beneficios de este medio de comunicación, prácticamente al alcance de todos.

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.