Enero 2017
Un año electoral
Sabemos que este es un año electoral, en el que se definirá mucho del futuro de los ecuatorianos, dependiendo de por quien van a decantarse los votantes. Desde un principio sostuvimos que lo ideal habría sido construir una candidatura conjunta que enfrentara a los candidatos de gobierno, para garantizar la existencia de una segunda vuelta electoral y así dar un giro al timón de esta barca llamada Ecuador, que ha empezado a hacer agua por todos los costados.
Pero las cosas se han dado de manera diferente, previsible es cierto, dada la poca atención que prestamos a realidades similares que ocurren en países como la frecuentemente aludida República Bolivariana de Venezuela, una especie de espejo en el que podemos mirarnos en el presente y en el futuro que se avecina.
Así, contamos con ocho candidatos, y sabemos que hay dos más opcionados a quedar en segundo lugar en el proceso electoral; lo curioso es que ninguno está hablando de un primer lugar, que parece reservado de antemano para la candidatura gobiernista, representada por los dos vicepresidentes del actual mandatario.
La aspiración es a acortar distancias con quien aparece primero en todas las encuestas y previsiones electorales. La perspicacia de los votantes está definida por una marcada indecisión que apunta a ver cual de las dos candidaturas es la que tiene más opción de pasar a esa ansiada segunda vuelta, así, muchos mantienen esa indecisión latente, que puede darse con la piedra en los dientes del fracaso de las encuestadoras, cosa que ya ha ocurrido en el país y hemos visto estrepitosos fracasos como en los casos de Colombia y los Estados Unidos en recientes procesos.
Mucho va a depender de este mes de enero, veremos fuegos cruzados, esperemos que la miopía permita ver la realidad y no se sigan cruzando los dardos entre los candidatos de oposición con más perspectivas, debe recordarse a quien se debe vencer en última instancia y cuál es el beneficio que esta elección debe aportar al pueblo ecuatoriano.
Rosalía Arteaga Serrano