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EUDOXIA

El Tiempo

3 de septiembre de 2015

 

Conocí a Eudoxia Estrella, cuando caminaba por los amplios salones y los extrechos callejones de la antigua Casa de la Temperancia, aquella que sería transformada en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de Cuenca, cuando ejercía como alcalde Pedro Córdova Álvarez; su figura delgada, siempre protegida del frío por pantalones con su propio estilo, frecuentemente con una bufanda colgando de su cuello, se nos volvió familiar.

Su preocupación por el arte y por el desarrollo de las cualidades artísiticas en los niños fueron su pasión permanente, a la que le ha dedicado buena parte de su vida, así como a sus propias creaciones artísticas, las que llevaba a cabo a la par que su compañero de muchos años, el vitralista Guillermo Larrazábal, trazaba los bocetos de los vitrales que luego lucirían iluminados en múltiples iglesias y también en espacios privados.

La dedicación de Eudoxia, primero al museo y luego a la creación de la Bienal de Pintura de Cuenca, le han gandado un espacio de privilegio en la promoción del arte cuencano y ecuatoriano.

Recuerdo sus cuitas cuando los recursos económicos no fluían en la cantidad necesaria para mantener la iniciativa, Bienal que nació posicionada como un espacio serio en el que podían participar los artistas ya consagrados y los noveles pintores.

Es gracias a su prestigio, al de Eudoxia, que la Bienal comienza y continúa con buenos augurios, transformando a la ciudad en un espacio general para las artes plásticas, además de las literarias que le venían desde antiguo como parte de la idiosincracia, del ser del habitante de las tierras del sur del Ecuador.


Eudoxia Estrella, acaba de celebrar sus 90 años, en medio de una gran lucidez y todavía con muchas de sus actividades en marcha, su figura es de las más representativas en el arte ecuatoriano, su habilidad en el manejo de la acuarela y el óleo, son reconocidas y nos seguirán dando la satisfacción de saber que, a pesar de los años, los pinceles se agitan en sus manos.
 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

 

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