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LOS SUEÑOS DE MI PADRE

El Tiempo

2 de septiembre de 2014

 

Una de las formas de intentar conocer a los personajes que marcan la historia, es bucear en sus escritos, más si aquellos se refieren a sí mismos, a pasajes de su vida personal y familiar, a la búsqueda de sus raíces, a los temas que le apasionan, a sus intereses... 

 

El título de este artículo es el que el actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, coloca a su autobiografía, una en la que de manera honesta describe su infancia y juventud, en la que vemos la angustia de un afroamericano, dividido entre las dos vertientes de su herencia genética, ya que siendo hijo de una norteamericana blanca y de un africano de Kenya, con una vida que transcurre entre Hawai, lugar de residencia de sus abuelos maternos, Indonesia, en la que se establece la madre y un asiático con el que mantiene una relación temporal, Chicago, a donde le conduce su búsqueda de espacio de trabajo con la comunidad, y otros lugares al interior de los Estados Unidos, se enfrenta al desafío de no saber a dónde realmente pertenece. 

 

Esos dos mundos aparecen como tan en los extremos, que causan angustia, incertidumbre en un joven que está intentando afirmar su personalidad, y que hasta lo percibimos como dando vueltas, en una especie de rito interminable, sobre sí mismo, en un esfuerzo desesperado por encontrarse a sí mismo. 

 

Su vida, en esta etapa, está marcada por la figura del padre, del ausente, al que solamente ve una vez en la vida, y al que busca desesperadamente en sus sueños; pero es la madre y son los abuelos maternos quienes le dan ese asidero de permanencia y bases que perdurarán en el hombre que se ha formado y que ha atravesado baches y cruzado por sendas peligrosas. 

 

Pienso que la reciedumbre del espíritu se forma más en los momentos difíciles, en aquellos de duda, de transiciones. 

 

Los Sueños de mi padre, el libro de Obama, en el que relata su vida antes de obtener la presidencia de los Estados Unidos, es un libro de descubrimiento personal del autor, vale la pena leerlo con mente abierta; hay pasajes de una sinceridad que hasta golpean, que hacen ver al adolescente inmaduro, desbocado, a la persona que va encontrando su camino, que sigue los impulsos del trabajo social, con los más pobres, que tiene vacilaciones y se atormenta con preguntas cuyas respuestas va a encontrar solo en su propio interior, y tal vez, sí, tal vez en ese viaje a África que ha pospuesto innúmeras veces.   

 

África es la tierra del padre, de la recientemente descubierta familia, poblada por infinidad de hermanos, de tías, de parientes. Hawai el espacio de confort de la niñez y de los abuelos, Chicago el espacio en el que encuentra su vocación de servicio y empieza a sentir de cerca la importancia del activismo político. 

 

Por supuesto que al concluir esta biografía, sentimos deseos de continuar, de saber más sobre el hombre que dirige los destinos del país más poderoso de la tierra, todavía lo es, no sabemos por cuánto tiempo más. Un país que ha tenido que esperar por tanto tiempo, para tener al primer presidente negro de su historia.

   

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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