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S.O.S. U.S.A.

El Tiempo

26 de agosto de 2014

 

Desde la incursión de los Estados Unidos de Norteamérica en los temas de la política mundial, con sus participaciones en la primera y sobre todo en la segunda guerra mundial, ha recibido críticas y loas, llamados y expulsiones; estas últimas se han hecho presentes con mayor fuerza en las últimas décadas, cuando se le ha dicho de todo al país y a sus gobernantes, indicándoles que ya no deben actuar como el sheriff o el policía mundial, que sus intervencionismos no son bien venidos, y hasta se han acuñado frases alusivas a su salida de los diferentes escenarios en los que ha actuado.

 

Sin embargo de ello, cada vez que hay un conflicto o situación de riesgo, en cualquier parte del mundo, los ojos se vuelven hacia la gran potencia democrática, y llegan sus aviones y sus plataformas navales a prestar ayuda en regiones devastadas por terremotos, tsunamis, enfermedades y pestes, y lo hacen con sus recursos, obtenidos en base a las recaudaciones de impuestos de sus propios habitantes, los ciudadanos norteamericanos.

 

De igual manera, cuando los conflictos se hacen presentes y surgen las guerras o los fanatismos recrudecen en este mundo que parece que no tuviera remedio, otra vez surgen los llamados y las peticiones de auxilio, incluso de parte de gobiernos y de pueblos que denigraban y detestaban su presencia.

 

En los actuales momentos, la situación creada por los radicales que intentan restablecer un estado islámico medieval, que quieren resucitar califatos autocráticos y en este caso aún peores porque son más violentos y sanguinarios que nunca, puesto que se basan en la limpieza religiosa; otra vez las  miradas se vuelven hacia los Estados Unidos para que intervenga militarmente en Irak, para que detenga la ofensiva de las fuerzas espantosas de ISIS, el grupo terrorista comandado por al-Baghdadi, que está aniquilando cuanto encuentra a su paso, exigiendo conversión a los cristianos, atacando a los de su propia religión a quienes considera "tibios" o no suficientemente fanáticos y violando, masacrando, degollando Yazidis, miembros de una antigua religión a la que consideran diabólica según sus retrógrados parámetros.

 

¿Por qué, si se dice que los Estados Unidos ha perdido su liderazgo mundial y ya no es la primera nación del mundo, se sigue recurriendo a ellos? ¿Por qué los ojos no se vuelven y solicitan auxilio a la gigantesca China que anda haciendo negocios por el mundo? ¿Por qué Putin, el oso ruso no actúa y envía víveres y agua a los que yacen en situación de emergencia? ¿Por qué no Brasil, la potencia emergente suramericana, tan presta a hacer declaraciones y comunicados no envía su flotilla de aviones a ayudar en forma inequívoca a los que sufren y son masacrados en Irak, en Siria?

 

Otra vez el mundo actúa con una doble moral impresionante, otra vez se expulsa y se atrae, se insulta y se extiende la mano. ¡Qué fracaso están resultando los organismos multilaterales en estas primeras décadas del siglo XXI! ¡Qué contradictoria es la actuación de los líderes y de los gobernantes!

   

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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