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SOLCA Y SU INMENSA TAREA

El Tiempo

Marzo de 2016

 

Desde los inicios de la humanidad, sobre todo desde aquellos que han sido registrados por la palabra escrita, el tema de la salud ha merecido el aporte de gente valiente y generosa, que ha puesto su contingente de tiempo, de conocimientos, de recursos, al servicio de los demás.

 

En este campo, las comunidades religiosas han tenido un papel protagónico a lo largo de la historia, realizando tareas en leprosarios y en centros de enfermedades infectocontagiosas con una dedicación sin límites; la madre Teresa de Calcuta es un claro ejemplo de lo dicho, pero también comunidades como la dominicana en nuestro medio o las Siervas de María.

 

Por ello, cuando se escucha decir que el Estado puede absorber todo el trabajo de voluntariado que se hace en el país, no podemos menos que admirarnos, más aún, cuando la que recibe las críticas gubernamentales es SOLCA, la Sociedad de Lucha contra el Cáncer del Ecuador, una organización de la sociedad civil, creada por los años cincuenta por el Dr. Juan Tanca Marengo, motivado por la incidencia del cáncer en la sociedad y la necesidad de la prevención, así como la detección y el tratamiento tempranos.

 

Por supuesto que el Estado, los gobiernos de turno, tienen que secundar estos trabajos, por ello las asignaciones presupuestarias a instituciones como SOLCA, le son indispensables, instituciones que se han manejado con pulcritud y que han prestado servicios valiosos e incontables a ciudadanos de todo el país, de todas las edades y condiciones sociales.

 

Pensar que el aparato estatal puede absorberlo todo, que es el Estado omnipresente el que debe ejecutar todas las políticas, es no conocer la realidad de lo que pasa en el país, y no solamente en el ámbito de salud, dónde se ha demostrado la inoperancia, la ineficiencia, la falta de coherencia entre lo que se dice y se hace, tanto, que es el propio sistema de salud pública el que ha tenido que pedir soporte a las clínicas y hospitales privados, que también ahora se han contagiado de la crisis, por la falta de pago de deudas del gobierno a través del propio Ministerio de Salud Pública y del IESS.

 

¿Por qué entonces se ataca a una institución sólida, eficiente, solidaria como SOLCA? Ahora en que nos encontramos en la época de las vacas flacas, se ve la necesidad de recortar presupuestos, cuando no se tuvo la previsión de generar fondos que permitieran solventar la crisis y enfrentarla de debida manera. La austeridad es necesaria, pero el recorte no debe venir por el lado de la salud y menos todavía a una institución que lucha contra el cáncer, la pandemia del siglo.

 

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