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SI NECESITAMOS COOPERACIÓN

El Tiempo

29 de julio de 2014

 

Hace unos días asistí a la ceremonia de despedida de una organización que ha permanecido por largos 53 años colaborando con el país, se trata de la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos, más conocida por sus siglas en inglés USAID. 

 

Desde su establecimiento  por parte del gobierno norteamericano liderado en ese entonces por el presidente John F. Kennedy, en 1961, esta organización ha realizado trabajos de apoyo a sectores de la población generalmente carentes de recursos económicos o de cooperación técnica para desarrollar sus proyectos. 

 

En el caso ecuatoriano, se estima que más de 800.000.000 de dólares han sido invertidos en el país, en tareas como desarrollo de actividades productivas en zonas de difícil acceso, en zonas de fronteras; así, en el evento de despedida, escuchamos testimonios de gente de la zona de Salinas en la provincia de Bolívar, o de comunidades cuya infraestructura mejoró, en temas de promoción de la salud, educación, vivienda, prevención y mitigación de riesgos y desastres, preservación de la biodiversidad, combate a la trata de personas, entre otros. 

 

Fue visible la emoción de los personeros de esta organización y también la de algunos de los beneficiarios de sus programas que asistieron al evento, al sentir que esta ayuda no llegará más al Ecuador, que una de las importantes fuentes de recursos para este tipo de obras en las comunidades, no estará más disponible, puesto que el gobierno ecuatoriano ha decidido que no continuará más.

 

La pregunta que cabe hacerse, luego del término de esta cooperación, sabiéndose que también hay otros gobiernos, sobre todo europeos, que tampoco están entregando ya recursos en el país, en estos últimos tiempos, es cómo van a reemplazarse este flujo de dinero, si se dice que nuestro país está teniendo que endeudarse cada vez más para atender a las necesidades de inversión y a las demandas de un gasto corriente que se ha incrementado sustancialmente en estos últimos años. 

 

Por supuesto que estamos de acuerdo en que la cooperación internacional, en que el trabajo de las organizaciones no gubernamentales, deben estar sujetos a normas razonables, a controles, a procesos de rendición de cuentas, pero rechazar de plano la ayuda internacional, no creemos que sea el camino adecuado, ni para reivindicaciones de soberanía nacional, que nada tiene que ver con este tema. 

 

Países de mayor desarrollo económico que el Ecuador, inclusive uno de los integrantes de los famosos BRICS, considerado la séptima economía del mundo, Brasil, continúa recibiendo el apoyo de USAID y de otras agencias de desarrollo, consciente de que no puede perder estos recursos que le son tan útiles a sus ciudadanos y para fortalecer proyectos que, de otra manera, tendrían que buscar otras fuentes de financiamiento, tal vez recortando partes de presupuesto que se emplean en otras obras. 

 

Esta demostración de pragmatismo le hace falta a los gobiernos y a los pueblos.   

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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