RUTINA NO
El Tiempo
11 de agosto de 2015
La vida es generosa conmigo, me ha regalado la oportunidad de conocer diversas realidades en países y regiones diferentes, personas y paisajes que sin duda nos enriquecen y nos hacen valorar tanto lo propio como lo que se ve en otras latitudes.
En estos días, en visita a Australia y asistiendo a una ceremonia de graduación en la Universidad de Melbourne, pude oir la conferencia magistral de una profesora y vicecanciller de dicha universidad, Kate Auty, quien no solamente puso empeño en motivar a los jóvenes graduandos y a sus familiares sobre temas relacionados con el cuidado del medio ambiente y en alertar sobre los peligros del cambio climático, sino que, al final de su intervención, habló sobre otros aspectos relevantes, a manera de lecciones a considear por parte de quienes dejan las aulas universitarias.
A más de resaltar la necesidad de ser creativos, mencionó algo que creo conveniente comentar: la importancia de no caer jamás en la rutina, aquella que hace que la gente repita y repita, muchas veces de manera mecánica, las mismas cosas, los mismos modelos, las mismas actitudes.
De ahí el título de este comentario, el decirle No a la rutina, no a la repetición sin pensar, no a dejarnos caer en una especie de inacción mental, que conduce a reproducir esquemas que atrofian el pensamiento y nos vuelven una especie de autómatas, sin capacidad para crear, para innovar, para, inclusive, cometer equivocaciones y luego enmendar y buscar las soluciones.
Una de las cosas que saltan a la vista en la mayor parte de sociedades, es precisamente esa rutina en la que los individuos solemos caer, tanto a nivel personal como colectivo; rutinas que no presagian nada bueno, las rutinas suelen dar paso a los conformismos, a las inactividades, a los abusos, a los bostezos en las clases, al desistimiento, al aburrimiento, a la soledad.
Por eso es necesario desechar la rutina, darle paso a la innovación, a la que crea expectativas y consigue el avance de las personas y de los pueblos.
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.