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RÍO + VEINTE: MUCHO RUIDO...

El Tiempo

26 de junio de 2012

 

Las cumbres de los gobiernos dejan siempre una sensación de lo inacabado, de que algo más debió ser dicho o considerado, de que no se agotaron todos los esfuerzos con miras a conseguir los objetivos planteados.

 

Por ello, cuando miramos lo ocurrido durante las semanas pasadas, tenemos primero que preguntarnos qué fué lo que las Naciones Unidas y sobre todo los pueblos del mundo requerían de los gobernantes en la cumbre de medio ambiente, denominada Río mas veinte?: Era en primer lugar, analizar lo que se obtuvo 20 años atrás, en una reunión semejante, en relación a las medidas que los gobiernos deben adoptar en relación a la protección del medio ambiente, a los informes que sobre el estado de la tierra existen, con mayor claridad y conocimiento ahora que antes, a saber cómo está afectando el tema del calentamiento global a los pueblos, y qué podemos hacer nosotros, los seres humanos, a través del accionar de los gobiernos, para solucionarlo.

 

Claro está que las principales economías del mundo están avocadas a una crisis económica tal vez sin precedentes, y con presiones muy fuertes sobre todo en el tema de la generación de empleo, lo que coloca a cualquier otro problema como secundario frente a la emergencia, pero también tenemos que estar conscientes de que una puesta en vigencia de una economía verde, o de una azul, como queramos llamarla, puede desde luego aportar soluciones a la generación de empleo, y a la superación de la crisis económica, si es que se actúa con responsabilidad frente a todos los sectores.

 

Si bien los análisis fueron sesudos durante la cumbre, muchos de estos análisis aportados por los grupos organizados de la sociedad civil, vemos como la declaración final de los gobernantes es menos que tibia, no coloca metas claras, no establece mecanismos que deban asumir los gobiernos para enfrentar el problema, que, por otro lado, ya está causando efectos de carácter económico en los diferentes países, que sufren esquemas de desorden climático, de sequías más graves, de inundaciones más catastróficas, lo que sin lugar a dudas incide en el número de desplazados por estas causas y en los presupuestos económicos de los países.

 

Cada vez mas resulta evidente que la crisis climática va a pasarle su factura a los sectores económicos.

 

Si esto se sabe, si conocemos las implicaciones, no era necesario entonces, ser mucho más puntuales en un documento que el mundo esperaba como algo más contundente y específico?

 

Por ello tenemos que cuestionar, frente a los resultados más bien magros, el costo de movilización de las decenas de miles de delegados participantes, los niveles de contaminación que eso causa, la pérdida de tiempo por parte de la gente que le pone tanto esfuerzo a la iniciativa para encontrarse frente a meros compromisos diplomáticos en nada eficientes frente a lo que se pretende.

 

Mal saldo el de Río más veinte, lo que si vale la pena destacar es el compromiso asumido por los pueblos, cada vez más comprometido con la temática, y una bellísima y conmovedora exposición montada en el fuerte de Copacabana, sobre el cambio climático y sobre el Brasil.

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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