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REIHANÉ YABARI

La Hora

30 de octubre de 2014

 

Probablemente a muchos este nombre, el del título de este artículo, no les dice nada, pero a quienes hemos estado pendientes del juicio a esta joven iraní, nos toca el corazón, un juicio en el que se dice que no se siguieron los procedimientos que dicta la justicia internacional, los padres por ejemplo denunciaron torturas para arrancar confesiones.

 

Reihané Yabari sufrió un intento de violación, ella, en ejercicio de su derecho a la defensa personal, que inclusive lo reconoce la ley iraní, mató al agresor.

 

Ha pasado 7 años en prisión, muchas mujeres en el mundo firmaron los petitorios por un juicio justo, los padres de la joven, sobre todo su madre una reconocida actriz, hicieron todo lo posible para salvarla.

 

Nada se consiguió, Reihané fue ahorcada, sus familiares y amigos hicieron vigilia en torno a las prisiones para intentar saber dónde y cuándo se iba a sacrificar a la joven, no consiguieron saberlo sino hasta después de la ejecución.

 

Las leyes absurdas en estos países en contra de las mujeres llegan hasta extremos inimaginables, producto de confundir religión con estado, reglas que son de carácter religioso con las que emanan de la justicia ordinaria.

 

Si Reihané no se oponía a la violación, probablemente habría muerto lapidada; si, como en este caso, se aplicó la ley guesas, que exige que la sangre se pague con la sangre. He ahí el terrible dilema al que se someten, entre otras cosas, los temas de la justicia.

 

Por supuesto que el mundo en el que no se aplica la ley de la sharía, ha protestado, se dieron intervenciones por parte de quienes tienen a su cargo el tema de los derechos humanos en las Naciones Unidas, pero nada se consiguió.

 

La ley ataca más fuerte a los más débiles, en la mayor parte de las sociedades somos las mujeres las más débiles, en los países musulmanes la situación es clamorosa, pero no se quiere ver los peligros que acechan inclusive a adolescentes que dejan sus países, sobre todo los europeos y se van persiguiendo una ilusión, las que les pintan a través del internet para atraerles a la rede de los yihadines, en su propaganda que impulsa a tomar las armas contra su propia civilización y sistema de vida, sin darse cuenta de que emprenden un viaje de no retorno.

 

Mi solidaridad para con todas las mujeres inmoladas por una justicia absurda y en aras de religiones que no ven el paso de los tiempos y el avance de la modernidad, que implica que todos tenemos iguales derechos, que no puede discriminarse a los seres humanos.

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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