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¿QUÉ HAY DETRÁS DE...?

La Hora

8 de agosto de 2012

La reciente decisión del Banco Central, de que todo dinero que ingresa al Ecuador, debe pasar primero por el Banco Central, contribuye a generar una desconfianza en el inversionista nacional y extranjero, fomenta la incertidumbre entre los exportadores ecuatorianos, genera dudas respecto de la dolarización imperante en el país, que es lo único que ha contribuido a mantener la estabilidad en medio de las turbulencias que el país ha vivido.  Dolarización que ha impedido que caigamos en situaciones extremas como en las que se ha visto sumergido el hermano país de Venezuela, en el que hasta bienes de primera necesidad escasean.

 

Y esto no es solo repetir experiencias ajenas, he comprobado personalmente como ciertos productos: leche, huevos, aceite, azúcar... de pronto desaparecen de mercados y supermercados, lo que causa pánico entre la población de todos los estratos sociales de Venezuela.

 

La preocupación rebasa el simple afán de crítica que podría atribuirse a ciertos sectores, va más allá, en la búsqueda de reflexiones que nos ayuden a pensar y a desentrañar el porqué de la medida, de la situación que pone en alerta a los actores económicos, pero que debe también preocupar a los otros sectores, por ejemplo a los receptores de las remesas que con tanto esfuerzo todavía siguen enviando los ecuatorianos migrantes, quienes desde Europa o desde los Estados Unidos o desde algún otro país, con un trabajo denodado, con ahorros y privaciones, envían sus recursos, escasos o abundantes a sus familiares en el país. Si todo recurso que llega desde el exterior debe pasar por el Banco Central, es esto una especie de estrategia para afectar a los Bancos Privados? Es un afán de inmiscuirse en lo privado de cada individuo o familia? Será el afán de gravar con más impuestos a los ya sufridos productores y exportadores ecuatorianos?

 

Habrá que ver qué sigue, pero no bajar las alertas que nos lleven a mirar más allá de las acciones, a buscar las verdaderas intenciones.

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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