Cuando nos aproximamos a una celebración más del día del niño, vale la pena detenerse a reflexionar, al final para eso sirven este tipo de celebraciones, en lo que verdaderamente necesitan los niños y que parece que la sociedad actual se resiste a entender.
No voy a referirme en esta oportunidad a las múltiples necesidades de los niños carentes de casa, de hogar, de abrigo, de alimentación, de atención en salud, y un largo etcétera, porque eso lo sabemos todos.
Quiero más bien hacer referencia a esas otras necesidades que a veces aparecen como sobreentendidas, pero no necesariamente tan visibles como lo requerimos hoy en día.
Los niños quieren cariño, y además que se lo demuestren, con palabras, con gestos, con acciones, no solamente aquellas que se prodigan como al paso, con una fría salutación, o con los regalos en los que tan pródigos somos padres, abuelos, tíos...., sino con la expresión de sentimientos profundos que es necesario explicitar.
Los niños quieren que se defina el principio de autoridad, muchas veces con sus llantos y pataletas lo que hacen es desafiar y probar la autoridad, especialmente de los padres, quienes muchas veces ceden, para evitar el conflicto, porque están cansados, porque piensan que es mejor ser "amigos" que ejercer la autoridad paterna o materna. Cuando sabemos que los niños tienen en general y lo tendrán a lo largo de su vida, muchos amigos, pero que la figura de padre y madre es única, insustituible. Por ello es necesario poner límites al accionar de los hijos, aprender a decir "no" a tiempo, ser tolerantes, cariñosos, pero firmes, lo que debe ir acompañado de similares actitudes en la escuela, por parte de maestros y autoridades.
Los niños quieren seguridad, en medio de todas las incertidumbres del mundo actual, necesitan saber que hay ciertas cosas que son inamovibles, como los valores, el amor de los padres, la solidaridad.
Los niños quieren un ambiente saludable, por lo que es nuestro deber como adultos, el legarles una tierra habitable, en la que se pueda vivir, en la que existan recursos para satisfacer las necesidades de todos y no solamente de unos pocos.
Los niños necesitan diversión sana, y ello no es pasarse las horas, los días, las semanas, mirando televisión o ante aparatos de video juegos, o la última y más costosa versión de los celulares, quieren interactuar con otros niños, con los adultos, aprender a descubrir e investigar, a ser parte, a ceder, a consensuar.
En fin, son solo unas pocas reflexiones, pero creo que es necesario mencionarlas cuando estamos a las puertas de celebrar, una vez más, el día de los niños.
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.
¿QUÉ ES LO QUE QUIEREN LOS NIÑOS?
La Hora
29 de mayo de 2014