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PROHIBICIONES

La Hora

3 de octubre de 2012

 

Una última información proporcionada por los medios de comunicación y corroborada por personalidades como la premio nobel Schiirin Ebadi, dice que en las universidades iraníes, las mujeres no pueden optar, o mejor dicho están prohibidas de inscribirse en alrededor de ochenta carreras, en temas como varias ingenierías, arqueología, negocios, literatura inglesa, entre otros.

 

Por supuesto que habrá quienes aplaudan al régimen iraní, como lo hacen con otro tipo de actitudes, gobernado por un régimen musulmán que con frecuencia conculcan derechos de las mujeres y de otros sectores de la población; pero desde esta región del planeta, no podemos sino solidarizarnos con las mujeres a quienes se les coarta un derecho más, el de la educación, la libertad de elegir la carrera que más les convenga o apetezca, la capacidad de determinar con quien se casan o comparten su vida.

 

Esto no puede ser sino un antecedente para evitar el que las mujeres se preparen en las universidades, participen en actividades públicas, en la política, etc., y relegarlas, una vez más, al espacio doméstico, a las tareas a las que por tradición se ha asignado a las mujeres.

 

De tanto en tanto nos enteramos también de como se castiga con la pena de lapidación a las mujeres acusadas de adulterio, y es solamente la presión internacional la que en ocasiones logra rescatarlas de un destino terrible.

 

En este sentido, reiteramos nuestro repudio a este tipo de medidas, que no hacen sino demostrar una vez más el estado de sujeción de las mujeres que impera en ese tipo de regímenes, y que deja al descubierto las intenciones de circunscribir el ámbito de acción de las mujeres, su capacidad de educarse y de actuar en el terreno de lo público.

 

El derecho a la educación, en todos sus niveles, el acceso a los establecimientos educativos, la posibilidad de aspirar a un futuro mejor gracias al conocimiento, está presente en la calidad humana, sin que importen su sexo, condición política o económica, ni la religión, sin embargo en Irán, parece que se está volviendo a prácticas arcaicas que no tienen ninguna justificación.

 

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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