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PRESENCIA OLÍMPICA

El Tiempo

30 de julio de 2012

 

Qué reconfortante es hablar de temas positivos en tiempos en los que parece que la conflictividad está a flor de piel, cuando todos agreden a todos y la inseguridad campea en el país.

 

La noticia positiva que hemos escogido el día de hoy, es la delegación ecuatoriana a participar en los juegos Olímpicos de Londres, una delegación que es numerosa en comparación con las que han sido enviadas en anteriores oportunidades. Tuve la gran suerte de asistir a la inauguración de los juegos Olímpicos de Atlanta en el año 1996, fecha imborrable en el calendario deportivo ecuatoriano, en la que obtuvimos la primera y hasta ahora única medalla de oro, gracias al cuencano Jefferson Pérez.

 

En estos días están compitiendo varios de nuestros representantes; a todos ello les deseamos éxitos, han puesto lo mejor de sí mismos para participar, ya constar en la lista de los seleccionados en un gran honor, e implica disciplina, tenacidad, voluntad.

 

Desde luego que el Ecuador se merece triunfos, los jóvenes atletas son una esperanza para el país.

 

Yo debo confesar que tengo favoritos, motivada por la relación de parentesco, pero también porque sé del esfuerzo que detrás de los jóvenes deportistas se encuentra presente. Así, quiero desear desde esta columna el mayor de los éxitos a Cecilia Bravo en el triatlón y a Mauricio Arteaga en la marcha. Estoy cruzando los dedos por ustedes jóvenes glorias del deporta azuayo y nacional. Lo importante es que conserven una actitud deportiva, que les haga entregar todo de sí en las justas del próximo cuatro de agosto.

 

El deporte, a lo largo de la historia, ha servido para unir a los ecuatorianos, recordemos los triunfos de la selección de fútbol y sus participaciones durante dos mundiales. Las glorias del tenis, los ciclistas, las participaciones en San Silvestre, y tantos otros momentos en los que el corazón de los ecuatorianos vibró al unísono para alentar a nuestros representantes, para estimularlos, para comprender sus fracasos y vibrar con sus victorias.

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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