¿POR QUÉ LOS CRISTIANOS PAGAN LOS PLATOS ROTOS?
El Tiempo
26 de agosto de 2013
Dentro del caos imperante en Egipto, luego de la caída del gobierno que sustituyó al depuesto Mubarak, una de las cosas que más llama la atención y exige un pronunciamiento de a comunidad internacional, es el incomprensible ataque a templos, hogares, librerías de los cristianos residentes en el territorio de ese país.
La denominada primavera árabe que tuvo páginas alentadoras en un comienzo, en la que jóvenes unidos a través de las redes sociales, protestaban contra un régimen dictatorial, ha devenido en una terrible situación para buena parte de los habitantes de Egipto; pero, además ha traído una especie de búsqueda de un "chivo expiatorio", que en este caso han resultado ser los cristianos en su mayoría coptos, pero también católicos y protestantes, que son atacados por la "Hermandad Musulmana", que estuvo por poco tiempo en el poder, y que, ahora, haciendo gala de una escalofriante capacidad de persecución, se va contra los más vulnerables y que no tienen nada que ver en este conflicto.
Se dice que ya hay alrededor de 1.000 cristianos muertos y unos 500 heridos, así como mujeres violadas y propiedades devastadas por grupos de fanáticos que no respetan nada, y que imbuidos de un afán destructor, que generalmente es inherente al fanatismo religioso, se vuelcan en contra de esta minoría religiosa.
Lo que sorprende es la falta de presencia y de voces que condenen esta situación, sobre todo a nivel internacional. Solo la voz del Papa Católico se ha levantado en son de protesta, pero nada dicen las Naciones Unidas y los grupos de países que suelen actuar con agilidad en otro tipo de contextos.
La masacre de cristianos, como las que ocurren ahora mismo también en países africanos en los que el Islam tiene gran preeminencia, debe ser rechazada por la comunidad internacional.
Lo que alienta es que otros musulmanes pacíficos, al interior del mismo Egipto, tratan de proteger a los cristianos en situación crítica, pero esto resulta insuficiente frente a la ira desatada de los Hermanos Musulmanes.
El mundo sigue adoleciendo de un terrible problema que se arrastra a través de los siglos: la falta de tolerancia, el respeto a la forma de pensar de los demás.
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.