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HAY OTRAS FORMAS

El Tiempo

8 de diciembre de 2014

 

 

En estos días me encuentro asistiendo a un importante evento literatio, el Festival Internacional del Cuento de Los Silos, que va por su XIX edición y que ha realizado, a lo largo de estos años, un muy importante trabajo de rescate de tradiciones orales, de divulgación de cuentos y de narradores, pero que este año ha añadido una importante temática que quiero resaltarla.
 
Es la iniciativa de su fundador, el maestro universitario Ernesto Rodríguez Abad, quien, buscando llegar con su amor por los libros, por la cultura, por la creación literaria, se ha acercado, desde hace algunos meses, a quienes han perdido la libertad, y se encuentran presos en la cárcel de Tenerife.
 
Este acercamiento ha posibilitado, y he sido testigo de ello, el que presos, de diversas edades, condiciones, nacionalidades, tengan primero una aproximación a la lectura, se dejen encantar y seducir por la palabra, tanto la escrita como la oral, y luego se hayan arriesgado a escribir, largos poemas en los que relatan sus vidas, sus ensueños, sus deseos, prosas en las que hay toques de poesía, de lejanía, de extrañamiento, en las que también hablan sobre los temas que les conmueven, que son en general el de la libertad y el del amor, que se encuentran presentes en todos los relatos que he tenido la suerte de escuchar.
 
Pero para que esta iniciativa funciones, Ernesto Rodríguez ha tenido que contar con la autorización del gobierno de la Isla, la autorización de quienes dirigen las prisiones, así como también con el apoyo de quienes manejan el tema de la educación al interior de las mismas, así como con la voluntad y el emprendimiento de los reclusos en las cárceles.
 
Son muchas las voluntades concertadas, pero el resultado ha sido fascinante, presos que sacan en una catarsis maravillosa, sus pesares y dolores, composiciones literarias verdaderamente vailosas, autoestima y una especie de forma de evasión a través de la palabra.
 
Estoy pensando que de esta experiencia queda en limpio la idea de que existen otros sistemas para rehabilitar y tal vez reinsertar a las personas que han delinquido, que han pagado con su libertad, que es el derecho que pierden, pero que necesitan encontrar un camino para no volver a delinquir, que piensen que si bien la sociedad les ha cobrado una factura, la han pagado y están listos ahora para empezar una nueva vida, en la que la literatura y los libros tienen un espacio.

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

 

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