ROSALÍA ARTEAGA SERRANO
Desde cuando se propuso la iniciativa en el gobierno anterior, manifesté mi preocupación por introducir el tema del dinero electrónico en nuestro país, y no porque no reconozca que en otras economías y circunstancias la temática avanza.
Mi reticencia viene dada, y se mantiene en los tiempos actuales, por el hecho de que vivimos en una economía dolarizada que le ha aportado estabilidad al Ecuador, aún a pesar de las crisis y el gasto exorbitante; además por la poca confianza y credibilidad que nos inspiraba el anterior gobierno de la revolución ciudadana.
Las conversaciones que se dan entre la banca y el sector público, tampoco me inspiran confianza, sobre todo porque unas son las declaraciones de los banqueros, convencidos de las bondades del sistema y otras las de quienes manejan la política económica.
El dinero electrónico, cuando tiene los respaldos en efectivo en entidades que nos ofrezcan seguridades, podría funcionar, pero darle el manejo y control de la chequera al sector público, hambriento por más dinero, por recursos que no tiene para financiar el gasto y el enorme aparato del estado, me parece un suicidio que acabará muy mal.
Las declaraciones del partido de gobierno a este respecto, también deben ser tomadas en cuenta, se sigue sosteniendo que quien manejará el dinero electrónico es el Banco Central, todo lo cual me parece una tomadura de pelo y un riesgoso avance hacia procesos de desdolarización y escalada inflacionaria que nos pondría a los ecuatorianos al borde del precipicio.
NO AL DINERO ELECTRÓNICO ES LO QUE YO PROPONGO, MIENTRAS NO SE DEN TODAS LAS
GARANTÍAS PARA QUE NO SEA EL SECTOR PÚBLICO EL QUE LO MANEJE.
NO ME CONVENCE EL DINERO ELECTRÓNICO