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POR QUÉ NO AHORRAMOS

La Hora

13 de mayo de 2015

 

La bonanza petrolera de la que ha disfrutado el país, al igual que otros productores y exportadores de petróleo en el mundo, ha sido algo sin precedentes en la historia.

No vamos a analizar aquí las razones del alza del petróleo que llegó a sobrepasar los 100 dólares el barril, que son varias, ni tampoco la razón de la caída de estos precios, que no es, ni con mucho, semejante a los verdaderos precios bajos que tuvo este mismo recurso energético en las décadas anteriores.

Lo que si nos interesa es averiguar porqué el Ecuador, a diferencia de varios países árabes, africanos, no aprovechó de esa bonanza para ahorrar, para guardar recursos, como los que anteriormente se reservaban en el llamado fondo de estabilización petrolera. Qué es lo que impulsó a no guardar unos recursos que tan útiles nos serían ahora, y más bien se endeuda al país con créditos con altos intereses, cuando se ha pignorado la reserva del oro y se sale en misiones que tienen como objetivo conseguir créditos que algún día habrá que pagarlos y que pesarán tremendamente en el presupuesto del estado.

La respuesta seguramente estará en que se pensó que la bonanza sería eterna y que los precios del petróleo iban a continuar incrementándose, sin hacer caso de las voces razonables que hablaban de la mesura, de la reversión del incremento de estos valores en el mercado, el surgimiento de nuevas fuentes de energía, la búsqueda de alternativas en las que estaban empeñados numerosos países y también empresarios e innovadores y científicos.

Pero también la respuesta puede estar dada por la imprevisión, por el gasto desordenado, por el incremento de la burocracia, por los faraónicos espectáculos de los sábados, por el descontrol en la propaganda estatal, por el uso de los recursos de una manera poco cauta y que ahora nos genera, como país, un futuro incierto.

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

 

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