MÁS SOBRE UNIVERSIDADES
La Hora
18 de abril de 2012
Uno de los aspectos en los cuales el estado ecuatoriano ha sido deficitario, es en el de la cobertura de la educación, tanto de la básica como de la media y la universitaria. En este sentido, la participación del sector privado ha resultado absolutamente complementaria, inclusive llegando a sectores en los que la presencia de instituciones educativas públicas ha sido inexistente o casi nula.
La preocupación, además de la cobertura, debe ser la de la calidad, en eso creo que no existe discusión; sin embargo, decidir el cierre de un número importante de universidades, así, de un plumazo, y haciendo gala del ejercicio de la fuerza pública para colocar los sellos en medio de la noche, no es la mejor imagen que se puede tener de las autoridades que han tomado estas decisiones.
Creo que los procesos de evaluación y acreditación debían ofrecer tiempos más dilatados para que los centros de educación superior cuestionados se pongan al día en cuanto a las exigencias de los evaluadores, así como también, establecer que por ejemplo, en su publicidad se ponga en conocimiento de los futuros usuarios del sistema, acreditado o no acreditado, para evitar confusiones.
La falta de universidades, va a traer consecuencias, no solamente en los estudiantes que ahora se quedan sin su universidad, sino también a futuro, por la falta de oferta de carreras, sobre todo en algunas regiones del país.
Por supuesto que tienen que existir parámetros claros en lo que tiene que ver con la calidad de universitarios que tenemos o queremos, pero también es cierto que no hay peor educación que aquella que no se ofrece o que no existe.
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.