Dos noticias de estos últimos días han llamado poderosamente mi atención, y me han sorprendido, a pesar de que ya hasta estamos perdiendo la capacidad de asombro con lo que ocurre en el entorno político nacional.
La una noticia, hace referencia al rechazo sufrido por 39 proyectos presentados ante la más alta autoridad reguladora de la educación universitaria en el Ecuador, y que además decide el destino de los fondos para proyectos en las diversas universidades del país; se trata del Senescyt, institución que define políticas, entrega o deniega recursos, califica, en fin, es a la que tienen que recurrir las instituciones de educación superior, sean públicas o privadas.
La otra situación a la que queremos referirnos, es la que también aparece como una decisión que indudablemente afectará a muchos y es la de cerrar 116 Institutos Superiores en el Ecuador.
Los argumentos tienen que ver con la calidad de la educación, concepto que indudablemente es valioso, pero que para lograrlo, se deben tomar los caminos adecuados, y no creer que quienes detentan el poder son los únicos poseedores de la verdad.
Así, creer que solo las instituciones estatales pueden hacer investigación, es una falacia, pensar que porque se apoyan proyectos pequeños, estos no son de impacto, también es un error.
De igual manera, cuando se pretende generar calidad desde el estado, porqué no, en lugar de cerrar los aparentemente malos o que no funcionan bien, se crean centros de excelencia, instituciones que compitan con otras, que las impulsen a mejorar; a través de las cuales la gente pueda comparar y tomar decisiones, máxime si los colegios, institutos superiores, universidades del Estado, son absolutamente gratuitos, si a eso se acompaña buena calidad, ya sabremos a donde irán los estudiantes.
Pero ese ímpetu de cerrarlo todo, de tratar de acaparar todas las instituciones, de querer hacerlo todo desde la égida del estado, no nos llevará a ningún buen fin. Cuando en el mundo rigen otros parámetros, cuando todavía está fresco el fracaso de los regímenes totalitarios de la Europa del Este, en el Ecuador y en unos otros contados países de nuestra América, seguimos empeñados en luchar contra corriente y en deteriorar o aniquilar las iniciativas privadas.
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.
MÁS CENTRALISMO EN LA EDUCACIÓN
La Hora
14 de septiembre de 2011