LAS LECCIONES DEL TEMBLOR
La Hora
21 de agosto de 2014
Se dice que cuando se producen grandes eventos, como las catástrofes naturales, sale a relucir el verdadero ser interior de las personas, unos no pueden dominar sus nervios, otros conservan la calma y actúan en consecuencia, otros echan la culpa de lo ocurrido a quien se les pone por delante, otros sacan consecuencias de lo ocurrido para que la próxima vez no los cojan desprevenidos.... En fin, las reacciones pueden ser tan variadas como diferentes somos las personas.
En todo caso, los hechos ocurridos durante los últimos días en la ciudad de Quito y sus alrededores, por el sismo y las réplicas que todavía se producen, no pueden dejar de alarmar a la ciudadanía, de causar temor; pero al mismo tiempo debemos estar conscientes de la necesidad de estar prevenidos. Ya muchos se han expresado sobre la precaución de tener a mano un maletín con lo básico y de primeros auxilios, pero también de saber encontrar los lugares más seguros en este tipo de desastre, así como de puntos de encuentro con las familias.
Pero la lección más importante de estos acontecimientos, sin lugar a dudas se la llevan las autoridades, y ha sido aleccionador el poder constatar que tanto las autoridades nacionales como locales han actuado con prontitud y coordinadamente; hemos visto a Presidente y Alcalde haciendo declaraciones conjuntas que indudablemente llevan tranquilidad a la ciudadanía y permiten tener más confianza en cuanto a medidas a tomar en situación de riesgo, en asuntos de emergencia y que deben garantizar a la población la llegada de auxilios inmediatos, la puesta en vigencia de normativas que eviten los peligros, que marquen los pasos que deben darse.
Yo diría que esta es la primera lección de la contingencia vivida, la otra debe ser la reflexión personal, de cada uno de nosotros, frente a la fragilidad de la vida y la necesidad de estar preparados, de saber cómo actuar aún en momentos en los que el pánico y la angustia se hacen presentes.
Solo en situaciones de crisis es cuando las personas nos probamos, porque en bonanza y tranquilidad todos nos sentimos seguros, poderosos, magnánimos. Ojalá este que ha sido un momento duro, sirva también para la reflexión sobre otros tipos de crisis y otras actitudes.
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.