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LAS LECCIONES DE LA ISALA

La Hora

10 de enero de 2013

 

Parecería que una de las cosas más frágiles que existen, es la memoria de la gente, de la llamada memoria colectiva, que tiende a olvidar las situaciones vividas y que inclusive loa y estelariza  y hasta santifica a personajes que no han sido beneficiosos para los pueblos o que los han oprimido hasta condiciones inimaginables.

 

Estas reflexiones vienen a mi mente, cuando acabamos de conocer la última disposición del gobierno cubano, que apenas ahora, 50 años después de tomada una decisión, "libera" a sus propios ciudadanos, es decir al pueblo cubano, para que puedan viajar al extranjero sin restricciones, es decir sin necesidad de pedir permisos especiales, con tan solo su pasaporte; claro que para muchos cubanos la compra del pasaporte aparece como un imposible, dados los escuálidos salarios que ganan la mayoría de ellos.

 

Por supuesto que la jerarquía política de la isla nunca dejó de viajar, ellos tenían siempre un estatus que les permitía hacerlo, al igual que los deportistas de élite, claro que muchos de ellos aprovecharon la situación y desertaron en alguno de sus viajes, dejando maltrechas a las delegaciones cubanas que perdían a esos deportistas quienes preferían la libertad a la gloria.

 

En este sentido, bien vale la pena recordar, que los regímenes dictatoriales, como el que todavía predomina en la isla, atentan contra las libertades individuales, pese a la propaganda y a los decirles de los sumisos a esas dictaduras. Pensemos que tan solo hace poco los cubanos comunes y corrientes, fueron autorizados a adquirir electrodomésticos: licuadoras, planchas, etc, y tampoco estaban autorizados a tener sus propios negocios o emprendimientos, peor a adquirir inmuebles como terrenos, casas o departamentos.

 

Es solo ahora y bajo la hégida del hermano Raúl, que se aflojan un poco las riendas y se "permiten" ciertas cosas como el tema de los viajes que ahora nos ocupa.

 

Tan solo la mención de esto, sirve para darnos cuenta y evaluar lo ocurrido con un régimen que se ha mantenido tan largamente en el poder, como una especie de dinastía monárquica, con elecciones figuradas en las que ha participado un solo partido político, donde las libertades han sido conculcadas e inclusive existen serias dudas sobre la condición exacta de la sociedad en temas tan publicitados como la salud y la educación.

 

Ojalá las lecciones no se pierdan en el aire y no tengamos en el Ecuador que lamentar la perpetuación de un esquema de gobierno que conculque las libertades y deje como saldo un pueblo desesperanzado y sumiso.

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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