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LA OEA Y SU TIBIA DECLARACIÓN

El Tiempo

11 de mrazo de 2014

 

En muchos lugares del planeta y particularmente en América Latina estamos siguiendo con mucha atención lo que ocurre en nuestra querida hermana república de Venezuela. Cada día nos llegan las noticias de los ataques del gobierno venezolano a sus propios ciudadanos, quienes salen en marchas pacíficas, porque ya no pueden tolerar más la situación de inseguridad en la que viven tanto en las urbes como en las zonas rurales, porque la gente ya no aguanta más la carestía de la vida, porque la escasez de productos de primera necesidad ha llegado hasta todos los sectores de la población, porque la angustia con la que ven que se despilfarran los dineros que se obtienen de la riqueza petrolera llega ya al límite, y por un sin fin de otras razones igualmente poderosas.

 

Suman ya decenas de personas que han sido asesinadas, se cuentan por cientos los heridos, la gente no sale de sus casas porque tiene miedo, las denuncias de la existencia de presos políticos se multiplican, la evidencia de que no se vive en democracia y de que los derechos humanos no son respetados son irrefutables.

 

Todo ello parece que no le basta a un organismo multilateral, uno de los más antiguos del mundo, la Organización de los Estados Americanos, soñado por el propio Libertador, el venezolano Simón Bolívar, para cumplir su papel como lugar donde se pueden dirimir los conflictos y que no debería mirar impasible como se violan los derechos humanos y se hace tabla rasa de las leyes y de las libertades.

 

La declaración que efectúa la OEA, frente a los conflictos que se dan en Venezuela, decepciona por la tibieza, por la incapacidad de actuar, de tomar iniciativas, de dejar que indolentemente las cosas sigan igual o tal vez peor que antes, porque se cimenta la angustia que tiene la mayoría del pueblo venezolano y el escepticismo que generan este tipo de actitudes o no actitudes en un pueblo que le ha dado tanto a nuestra América y que está recibiendo tan poca solidaridad.

 

Como latinoamericana, esperaba más de este organismo, esperaba mucho más del liderazgo de gobiernos en las Américas, mucho más que una medrosa declaración, sobre la que tan solo dos países han presentado sus reservas, estos es Panamá y Los Estados Unidos de Norteamérica, inconformes con la declaración.

 

Ahora se querrá reunir a UNASUR y al ALBA, organismos en los que la influencia del gobierno venezolano es evidente, y que no aportarán en nada a solucionar el doloroso drama en el que viven nuestros hermanos y amigos.

 

Qué decepción! La OEA no está a la altura de las circunstancias!.

 

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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