LA TREGUA
El Tiempo
23 de junio de 2015
La decisión del gobierno de la revolución ciudadana de suspender las medidas impositivas relativas a la herencia y a la plusvalía, pueden ser tomadas como una especie de tregua en medio de la beligerancia existente entre el mismo gobierno y diversos sectores ciudadanos cansados de este tipo de medidas y también una rebeldía frente a la imposición y la prepotencia.
Hay también un cansancio frente a las diferentes denuncias que pesan sobre funcionarios y allegados, denuncias a las que no se les ve la misma ejecutividad que cuando se trata por ejemplo de sancionar a los medios de comunicación o a cabezas de la oposición, que son perseguidos, encarcelados, o cuando se sindica a jóvenes estudiantes que protestan en las calles.
La tregua, en este caso, está dada por la proximidad de la visita del Pontífice de Roma, el latinoamericano Papa Francisco, pero no apunta hacia una solución real de las diferencias, más bien ha servido para que desde el ejecutivo se orqueste una campaña de publicidad para demostrar la bondad de las medidas que han sido rechazadas y sobre las que el pueblo se ha pronunciado ya en la calle.
Se dice que las treguas a lo largo de la historia, lo que han hecho es incubar nuevas batallas, nuevas guerras, y parece que la propaganda gubernamental lo que está haciendo, con el pretexto de informar a la ciudadanía, es fomentar una especie de odio de clase, señalando con el dedo a quienes van a pagar los mentados impuestos y no atendiendo al clamor que se sintió en las calles de las principales ciudades ecuatorianas y que inclusive tienen continuidad pese al anuncio de la famosa tregua.
Es sabio el rectificar cuando se cometen errores, y el gobernante debería hacerlo, no como una medida transitoria y que encubre el deseo de persistir en la vigencia de leyes que traen malestar, sino como un afán real de enmendar y de rectificar para bien de la gente por la que se dice se lucha y se trabaja.
La tregua debería invitar a la reflexión y no a la ejecución de estrategias conducentes a que un gobernante se salga con su sola voluntad.
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.