Diciembre 2016
LA DEL ESTRIBO?...
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO
Seguramente cuando los viajeros se movilizaban a caballo, se acuñó la expresión "...la del estribo..." para simbolizar la partida, el viaje de incierto retorno, y es que se brindaba a los viajeros, como un acto de cortesía, la última copa antes de emprender el viaje, cuando ya estaban encaramados en el caballo de turno, con las riendas en la mano
Y luego se extendió la frase para describir una última acción, un evento más y nosotros muy bien podemos aplicarla a la controversial ley de la plusvalía que se aprobó recientemente por la Asamblea Nacional y que espera la aprobación por parte de quien ejerce el poder ejecutivo.
El gobernante está encaminándose a la recta final de su mandato, y pese a la oposición manifiesta de una gran parte del pueblo ecuatoriano, se empeña en dejar, como un colofón a su gestión, esta ley de plusvalía con la que se pretende gravar de manera muy significativa al patrimonio de los ecuatorianos.
Se arguye que los trabajos que hace el estado y más específicamente los municipios, son los que causan un incremento en el valor del bien inmueble, por esta razón argumentada, se pretende elevar considerablemente el impuesto que debe pagarse a la hora de vender un inmueble, lo que causaría un enorme perjuicio a quienes son poseedores de bienes inmuebles: llámese casa, terreno, departamento, etc.
Con esta ley, lo único que va a conseguirse es una desmotivación para invertir en el país. Ya ocurrieron situaciones similares con el impuesto a la salida de capitales, la elevación del impuesto a las herencias, legados y donaciones.
Desafortunadamente, uno es el discurso que habla en positivo sobre la situación del Ecuador y otra es la realidad del día a día de los ecuatorianos, cada vez más temerosos de que las leyes les afecten directamente, y, como en este caso, tengan que pagar impuestos sumamente altos que desmotiven a los inversionistas nacionales y extranjeros, pero que sobre todo afecta al bolsillo de quienes menos tienen y a quienes se les está quitando hasta la opción de soñar con tener su casa propia.