top of page

AJUSTES DE JORNADA DE TRABAJO

El Tiempo

7 de abril de 2015

 

Desde cuando se hicieron las reformas educativas en las que se impuso una jornada laboral de 8 horas diarias a los profesores, con permanencia en las instituciones educativas, alerté sobre la imposibilidad de poner en práctica o ejecutar de manera apropiada esta medida, sobre todo por conocer la realidad de los establecimientos públicos de educación básica y media en el país.

Y es que en  buena parte de los locales escolares, pese a importantes esfuerzos realizados en este sentido en las últimas décadas, hay todavía enormes carencias en cuanto a infraestructura se trata; así, muchos de ellos no tienen salas de profesores o si las tienen, adolecen de falta de equipamiento, a veces del más elemental, no digamos de computadoras suficientes, conexión a banda ancha, suficiente velocidad en el acceso a las redes para realizar las investigaciones pertinentes.

En este sentido, tampoco encontramos muchas escuelas y colegios con bibliotecas adecuadas y actualizadas como para que los maestros se dediquen a la investigación y puedan realizar aquellas búsquedas y preparación de clases como sería de desear.

Si no se poseen espacios e infraestructura adecuada, para qué retener a los maestros en las aulas? porqué imponer jornadas que, en muchos casos, al ser la mayoría de maestros, mujeres, madres de familia, con sus propios hijos a quienes atender, estaban atentando en contra de ese cuidado familiar que había vuelto tan cercana y compatible la tarea de la educación con la de madre de familia?.

Por ello relievamos la corrección que ha hecho el Ministerio de Educación para volver a las seis horas presenciales para los maestros y restablecer ese equilibrio; lástima que se dieron cuenta sólo después de algunos años.

Por otro lado, debemos reconocer, eso sí, la necesidad que tienen los docentes de preparar sus clases, de revisar tareas y de continuar mejorando e innovando junto a sus alumnos, para ofrecer una educación de calidad.

 

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

 

bottom of page