top of page

¿OLVIDADO HAITÍ?

La Hora

29 de enero de 2015

 

Cinco años han transcurrido desde aquel fatídico en el que un terremoto de gran escala casi acaba con el país, y más de diez desde que visité por primera y única vez este hermoso país, tan asolado por la adversidad. Un país que acogió a muchos de los luchadores por la libertad en América Latina, que dió ejemplo de luchas libertarias, que ayudó financieramente a los incipientes países recién liberados de la colonización europea y que se tambaleaban al dar esos primeros pasos como repúblicas independientes.

Haití se debate entre las secuelas de ese asolador terremoto, la ineficiencia de la cooperación internacional que no supo analizar las prioridades y organizar la solidaridad que se hizo presente desde todos los sectores para con e país caribeño y la mediocridad y corrupción de autoridades que no encuentran el camino de sacar adelante a este país sufrido y angustiado.

Creo que la Organización de las Naciones Unidas perdió en Haití una oportunidad única de demostrar su eficiencia, organizando el caudal de donaciones y voluntades que confluyeron en el país, para que no cundiera la desorganización, el caos y en medio de ello la proliferación de aventureros que en lugar de canalizar los recursos, lo hacen hacia sus propios intereses.

Porqué Naciones Unidas no encargó sectorialmente la solución de los acuciantes problemas a los diferentes cooperantes, dándoles exclusividad de acción en su área de trabajo? Así en temas de salud, vialidad, educación, seguridad?.

Tal vez nunca es tarde y todavía esta organización podría tomar cartas reales en el asunto para evitar la catástrofe humanitaria que allí se da, porque al terremoto siguió la peste de cólera, y a esta la inseguridad, por ello todavía muchos niños se alimentan de tortillas de tierra, muchas madres viven con sus hijos a la intemperie o en carpas destrozadas y parece que la desesperanza es un razgo común de identidad en la mirada de tantos y tantos haitianos que no saben a quien volver los ojos.


 

 

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

 

bottom of page