LA JUSTICIA CHAVISTA AL DESNUDO
El Tiempo
15 de septiembre de 2015
Cuando los pueblos se acostumbran a la injusticia, a los atropellos, al abuso del poder, hasta los eventos más extremos suelen pasar desapercibidos. Este no es el caso del altivo pueblo venezolano, que, a pesar de los años transcurridos desde la vigencia del Chavismo, primero con el propio Chávez, creador del modelo de la revolución del siglo XXI, y ahora con su émulo Maduro, que quiere superarlo en los excesos del poder, no se quedan silenciosos ante lo que ocurre, ante las atrocidades que comete una justicia manipulada que solamente se doblega ante las presiones y los desafueros de quienes se enquistan en las estrategias del autoritarismo.
La sentencia en contra de Leopoldo López, el joven político venezolano, que lo único que hizo fue decir de su disconformidad ante lo que ocurre en su amada patria y encabezar las marchas de protesta a las que tiene derecho todo ciudadano en los regímenes democráticos, desnuda y coloca de cuerpo entero las vinculaciones entre el poder judicial y quien ejerce el poder omnímodo, no ya basado en la decisión del pueblo, que ha sido tremendamente cuestionada, sino en el poder de las armas de un ejército que se ha doblegado ante la autoridad y que mantiene una serie de complicidades inadmisibles.
Son casi 14 años los que Leopoldo López deberá permanecer en prisión según el mandato de los jueces, una prisión que significa una retaliación política contra el líder opositor, que no ha sido sometido a procesos objetivos y exclusivamente basados en la ley, sino cuyo caso ha sido analizado desde la óptica de un gobierno que ha esquilmado a Venezuela, que ha empobrecido a su población, que ha generado escasez, que ha dilapidado los cuantiosos recursos petroleros y que busca siempre encontrar excusas para su propia incapacidad.
Latinoamérica y el mundo no pueden permanecer impasibles ante tamaña injusticia y atropello a los derechos humanos. Es verdad que hemos perdido toda confianza en instancias por el ALBA y la propia UNASUR, creadas solo para secundar a los gobernantes de turno, y que no han demostrado estar a la altura de las circunstancias que el mundo actual exige, pero que al menos deberían crear comisiones investigadoras convocando a personalidades imparciales para que este y otros casos que ocurren en tierras venezolanas sean esclarecidos.
Desde esta columna enviamos nuestra solidaridad a Leopoldo López, a su familia y a todo el pueblo altivo de Venezuela.
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.