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EL  CICLO SIERRA

El Tiempo

22 de septiembre de 2015

 

Hace apenas unos pocos días, los estudiantes de educación básica y media del régimen sierra y también de la Amazonía, regresaron a las aulas escolares, en medio de la agitación de la familia, sobre todo de los padres y madres, tratando de atender todos los requerimientos de los niños y jóvenes estudiantes.

Esta agitación se volvió más evidente, con el desplazamiento de muchas familias hacia las fronteras, especialmente hacia la del Norte, a Ipiales, en la búsqueda del ahorro en la compra de útiles escolares, pero también de los zapatos, la ropa y hasta aprovechando del viajecito, proveerse del televisor, del computador para la familia.

Hemos visto, a través de los medios de comunicación, las colas largas a la espera de cruzar el puente binacional de Rumichaca, y muchas veces la angustia de las personas al ser detenidas por la policía aduanera para el cobro de los impuestos, lo que evidencia las contradicciones de la política económica ecuatoriana.

Pero también es cada vez más evidente, la migración de los estudiantes desde el sector privado al público, lo que ocasiona el cierre de innumerables establecimientos de educación privados. Con el cierre viene la pérdida del trabajo para numerosos maestros y personal administrativo que difícilmente podrán reinsertarse en otros sectores. Ojalá los establecimientos educativos públicos respondan a la expectativas de alumnos y padres de familia.

Lo importante es saber que los protagonistas de todo el proceso educativo deben ser los estudiantes, pero sin descuidar el mejoramiento profesional docente, la educación continua para los maestros, los estímulos permanentes a su trabajo y sobre todo el reconocimiento social al trabajo crucial que desarrollan para buscar el mejoramiento individual de los alumnos pero también  de la sociedad en su conjunto.

Sea pública, privada, fisco-misional, municipal, la educación debe responder a las necesidades sociales, pero sin dejar de lado temas tan fundamentales como la ética, el cultivo de los valores y principios tales como la solidaridad, la tolerancia, la coherencia, la responsabilidad.
 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

 

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