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EL PÓKER DE LA POLÍTICA

El Tiempo

29 de octubre de 2012

 

Todos sabemos que la política tiene algo del albur de los juegos, una serie de variables que pueden inclinar en determinado momento la balanza de la decisión de los pueblos, más aún cuando de elecciones se trata y en países como el nuestro, cuando las pasiones se inflaman y se apela a los sentimientos para ganar las elecciones.

 

Alguna vez habíamos manifestados que ganan las elecciones no quienes tienen las mejores propuestas para sacarle adelante al país, sino los mejores vendedores de sueños, precisamente por la carga de ilusiones, de sentimientos, de esperanzas que se ponen en juego a lo largo de las campañas electorales.Sin embargo de ello, nunca habíamos asistido a lo que en este momento se está viviendo en el Ecuador, al inicio de esta campaña electoral que tendrá su culminación el próximo año 2.013, cuando vayamos a las elecciones presidenciales.

 

Uno de los candidatos o precandidatos propuso elevar el bono que se les da a los más pobres del país, inmediatamente vino la respuesta del presidente-candidato, para elevar el bono justo antes de las elecciones; él puede hacerlo puesto que está en el ejercicio del poder; por ahí se han escuchado otras voces que también hacen sus propuestas-apuestas, diríamos en términos más sinceros, y se siguen elevando, como si en lugar de hablar de un país, que necesita otro tipo de soluciones como por ejemplo la de la generación de empleo, estuviéramos ante un verde tapete ubicado en la mesa de un casino, y el croupier hiciera los anuncios de: "hagan sus apuestas, señoras y señores, hagan sus apuestas..." y allí se lanzan, sin mayor meditación, sin saber si le hacen daño o no a la economía del país o si las medidas propuestas son sustentables en el corto y en el largo plazo.

 

Allí, lo único que se está haciendo es apostando a la inmediatez de satisfacer la necesidad de dinero en el bolsillo de los más pobres del país, quienes además, constituyen la mayoría de los votantes, sin pensar en las consecuencias que estas precipitaciones pueden causar a la economía de un país que de por sí tiene ya sus fragilidades, como la dependencia casi exclusiva en la explotación y en los precios que alcanza el petróleo, el endeudamiento agresivo con la China, la falta de inversión privada nacional e internacional, la situación que experimentan miles de ecuatorianos que han perdido sus empleos en Europa y en los Estados Unidos por la crisis que viven estos países.

 

Por ello pensamos que el discurso de los candidatos debe encaminarse por soluciones, por políticas de largo aliento, por inversión real en educación y en salud, que rebase solo la asignación de recursos y vaya  hacia la formación del talento humano, por la inserción del Ecuador en los mercados que puedan comprar sus productos a buenos precios, por la diversificación de las exportaciones, poniendo énfasis en la venta de productos más elaborados y no solo de materias primas.

 

Qué pena que ya avanzado este tercer milenio, sigamos cayendo en el baratillo de las ofertas, que ahora, como en una partida de póker, tiene el signo de los dólares puestos en el bolsillo como la mejor de las soluciones.

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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