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Se dice que cuando el gato tiene melena, no maúlla sino ruge, no es gato si no tigre; por eso cuando las medidas económicas son variadas, cuando afectan a la economía de las personas sobre las que se aplican, cuando están vinculadas al tema impositivo, llámesele como se las llame, la verdad es que nos dan la impresión de ser un paquetazo.

 

Así, en estos últimos días, son varias las medidas que el ejecutivo está tomando, por más que se disfracen de impuestos verdes, el efecto sigue siendo el mismo, de gravar el patrimonio, de colocar impuestos a actividades, de hacer que el precio de las cosas y de los servicios suba.

 

Efectivamente, se establecen impuestos mayores a las botellas de plástico, se ha incrementado del 2 al 5% el impuesto a la salida de los capitales, y ahora último se quita el subsidio a los combustibles de aviones, lo que indudablemente va a repercutir y tener un efecto cascada en el costo de los pasajes aéreos, que va a incidir también en la actividad turística nacional, en la gestión empresarial, en la vida diaria de muchos ecuatorianos que tienen que desplazarse por motivos de trabajo.

 

El paquetazo se configura como algo que cae como una espada de Damocles, sobre los ciudadanos, ya que es común que estos nuevos costos se transfieran a los consumidores, con lo que la carga impositiva se sentirá en la calle.

 

La verdad es que una de las más afectadas, será la clase media, la llamada clase sánduche, la que no recibe bonos ni se ve beneficiada con la política asistencial del gobierno, pero que si es la que paga impuestos, la que siente que el dinero le alcanza para menos y que no tiene opción de conseguir un trabajo mejor remunerado. Es la clase de los profesionales, de los empleados públicos, de los emprendedores, que sienten que cada vez más sus derechos de una vida mejor vuelan por los aires.

 

La transferencia de los impuestos a los consumidores, es una realidad, pero también el que cada vez hay menor capacidad de ahorro, de previsión para el futuro, con lo que la afectación se multiplica.

 

El afán de evitar la fuga de los capitales, con esos nuevos impuestos, lo único que hace es estimular la salida de los mismos, frente al terror que este tipo de medidas ocasiona y que a futuro va a seguir teniendo efectos perversos.

 

El paquetazo ya llegó, como un aguinaldo navideño, mala nota para el régimen. 

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

EL PAQUETAZO

La Hora

30 de noviembre de 2011

 

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