top of page

EL GATO DE DESPENSERO

La Hora

25 de diciembre de 2012

 

Definitivamente la sabiduría de los viejos libros, suele tener aplicación en determinadas circunstancias, sobre todo cuando se transgreden aquellos principios básicos y elementales, o cuando se realizan o se dicen cosas a cuya aplicación se puede bien deducir de las acciones o de los decires.

 

El Evangelio hace referencia a cuan propensos somos a disculpar o pasar por alto lo que nosotros hacemos o gente de nuestro entorno o apreciación y cuán duros solemos ser cuando los errores o los "pecados" los cometen personas de fuera o a quienes consideramos enemigos o fuera del círculo cercano.

 

Así, se manifiesta que somos expertos en encontrar los errores de los otros, aquello que se denomina la paja en el ojo ajeno, pero no somos capaces de descubrir la viga en el ojo propio.

 

Esto puede muy bien aplicarse en lo referente al sonado caso Delgado, cuando sobre las actuaciones del primo del presidente de la república pesaban una serie de dudas, sospechas y acusaciones y no se hacía caso de ellas, más bien se abundaba en los conceptos elogiosos y se denostaba de los críticos, dejando de lado cualquier sospecha y prodigándose en homenajes, palabras de respaldo y aseguramiento de virtudes.Solamente se dan cuenta del craso error cometido, cuando el propio implicado confiesa el delito al que tilda de "error de juventud", en momentos en que está prácticamente con el pie en la escalerilla del avión en el que se fuga al paraíso donde tiene su "humilde" morada, sin responder por los cargos que seguramente la justicia tendrá que hacerle, tanto en este como en otros casos en los que su actuación ha sido objetada.Lo grave de todo esto, es la cercanía que el sujeto en cuestión tiene con el propio presidente de la república, su grado de parentezco, la proximidad y confianza con la que era tratado y las responsabilidades altísimas de las que se le invistió, dejando, como diría el acervo popular, al "gato de despensero".

 

Ahora todos sus datos deben ser examinados con lupa, porque quien se atrevió a falsificar un título universitario y presentarlo como válido ante una institución extranjera, es capaz de todo. No puede llamarse error de juventud a la comisión de un delito.

 

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

bottom of page