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EL EMPUJE PAISA

El Tiempo

5 de enero de 2011

 

En estos días en los que hemos tenido la oportunidad de visitar Medellín, capital del departamento de Antioquia y la segunda ciudad en tamaño de nuestro vecino país Colombia, se ha podido apreciar, no solamente la transformación de una ciudad que hasta hace no mucho era considerada como una de las más violentas del mundo, sino también como el entusiasmo decidido de su gente, así como la labor de gobernantes visionarios, ha hecho que Medellín se convierta en un polo de atracción turística, con enormes posibilidades para el descanso y el entretenimiento, así como también en una ciudad más amigable con el ambiente y con extraordinarias opciones para sus propios habitantes, sobre todo para los más pobres, que han visto incrementadas sus oportunidades de sano esparcimiento, de trabajo, de educación, a través de iniciativas como los parques-bibilioteca, un nuevo concepto que indudablemente está transformando la faz de las zonas deprimidas de la ciudad.

 

Para quienes se interesan en el diseño arquitectónico, indudablemente Medellín es una ciudad que hay que visitar: edificios, parques, equipamiento urbano como el Jardín Botánico, un museo interactivo para los niños como es el parque Explora, serán sin duda otros focos de atracción, sobre todo por la extraordinaria armonía entre lo utilitario y lo estético.

 

Parques en los que la gente puede hacer terapia en medio de una jornada complicada de trabajo, como el parque de los Pies Descalzos, o el parque o Plaza de los Deseos, en los que vemos a la gente descansando en suaves pendientes concebidas para que puedan contemplarse las estrellas en las noches despejadas; en fin, hay tantas opciones que es difícil enumerarlas todas; muchas de ellas tienen que ver con darle oportunidades a la niñez y juventud de ocupar su tiempo libre y no dejarle espacios a la violencia que otrora predominó en la ciudad, y sobre la que siempre hay que estar atentos.

 

Otra cosa que llama mucho la atención en Medellín, en la época de navidad y fin de año, una temporada que se alarga hasta casi todo el mes de Enero, son los "alumbrados", un espectáculo de luces, de colores, que con motivo de las fiestas, y tomando en cuenta las tradiciones de la ciudad o los cuentos infantiles de todos los tiempos, brindan opciones de pasear y maravillarse ante bosques enteros iluminados, árboles desde los que cuelgan estrellas, iglesias con decorados fantasiosos, calles enteras con guardas de luces, en fin, un espectáculo difícil de describir pero muy grato de mirar.

 

Para mí, ha sido un redescubrimiento de Medellín, ciudad que se empeña en regenerarse a sí misma, en dejar dolorosos pasados y mirar hacia el futuro, de la mano de sus grandes artistas como Botero, cuya obra impregna toda la ciudad, con la tradicional hospitalidad de los paisas y recuperando su autoestima; un lugar que vale la pena visitar.

 

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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