Mayo 2016
En medio de los momentos difíciles, de las catástrofes, suelen probarse las personas, más aún cuando ejercen labores relevantes como aquellas que significan representar a una ciudad en calidad de sus más importantes autoridades; por ello vale la pena referirse a este liderazgo de los Alcaldes, en este comentario post terremoto, luego de la catástrofe ocurrida el 16 de Abril y que asoló buena parte de la costa ecuatoriana, hay quienes dicen que la afectación llegó a más de dos millones de personas, ya que inclusive en ciudades grandes como Guayaquil, Manta, Portoviejo, se vivieron momentos duros y se lamentaron pérdidas humanas y materiales.
La verdad es que, entre los primeros en reaccionar, estuvieron los alcaldes de Guayaquil y de Quito, que no vacilaron en hacer llamados a la ciudadanía, en recoger donativos, en destinar recursos y en ponerse ellos mismos al frente de iniciativas para socorrer a los damnificados, a quienes más lo necesitaban, pensando en primer lugar en medicinas, en agua, en alimentos, pero también en poner a disposición de la zona de desastre a contingentes humanos de rescatistas, de bomberos, de expertos en riesgos, que se desplazaron de inmediato, sin pensar en su propia comodidad y hasta seguridad.
La reacción de la ciudadanía no se hizo esperar y respondieron a los llamados de sus burgomaestres, y por supuesto esta decisión de ayuda se extendió como un reguero por todas las ciudades y provincias del Ecuador, por lo que podemos decir que no hay lugar del país en donde esta solidaridad no se hiciera presente.
Cuando las emergencias ocurren, hace falta un estado de ánimo especial, una capacidad para tomar decisiones bajo presión, una valentía para asumir compromisos y actuar, que en esta oportunidad queremos destacar.
Nebot desde Guayaquil y Rodas desde Quito, demostraron un gran espíritu solidario, una capacidad para asumir riesgos, y una gran eficiencia en su cometido, inclusive en actividades en las que el gobierno central debía tomar el liderazgo, pero que fue perfectamente suplida por los Alcaldes.
Es la hora de que las autoridades del Estado asuman el reto de reconstruir la economía de las provincias de Manabí y Esmeraldas, demostrando que la austeridad ejercida al interior del gobierno, se pone al servicio de esta noble causa.
El liderazgo de los alcaldes