ROSALÍA ARTEAGA SERRANO
Alguien podría pensar que quiero referirme a los experimentos que los pioneros, como el gran Leonardo da Vinci, hicieron y a los fracasos que tuvieron que enfrentarse, en sus intentonas para volar.
Pero no se trata aquí de esto, no, de lo que queremos hablar en este comentario, es sobre el costo económico que significa el volar en el Ecuador, en cualquiera de las líneas aéreas que prestan el servicio.
A más de la impuntualidad que en muchos casos hace que volar constituya una verdadera aventura, el tema de los costos de los tickets aéreos es tan exagerado, sobre todo si lo comparamos con los precios de los tickets internacionales, más aún si escogemos alguna aerolínea de bajo costo.
Hay además una gran arbitrariedad en la fijación de los precios. A veces se saturan la televisión y los medios de comunicación con las campañas promocionales, que hablan de precios tan bajos como cincuenta dólares el ida y vuelta entre Quito y Guayaquil, pero a la hora en que usted pretende concretar una compra, es muy difícil el acceso a los sitios web y en otras, los precios son sustancialmente mayores que aquello que aparecen en la promoción.
Si usted tiene la necesidad de viajar dentro del país de un día para el otro, allí si los precios suben de una manera absurda, haciendo que prácticamente viajar fuera del país sea una opción más asequible.
¿Dónde está la autoridad que autoriza los precios? ¿Existe algún control al respecto? ¿Cómo se habla de aerolíneas de bajo costo con valores desorbitados que hasta le cargan una tarifa extra por maleta? Las autoridades de control tienen la palabra.
EL COSTO DE VOLAR