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EDUCACIÓN MUNICIPAL

El Tiempo

25 de agosto de 2015

 

Se ha reconocido unánimemente, y esto en todos los lugares y países del mundo, por gobiernos de izquierda y de derecha, populistas, democráticos, regidos por las mayorías y hasta por las minorías, que la educación es la clave para el desarrollo de un país.

También sabemos que la educación, para que sea efectiva y cumpla ese rol de dinamizador de los países, debe ser de calidad y que para ello es indispensable contar con buenos maestros, además de una infraestructura física adecuada y funcional.

De igual manera, es notorio para todos, que los Municipios, aquel espacio de administración pública que está en el origen de la propia democracia, tiene una cercanía con los ciudadanos, que ningún Estado ha llegado a igualar, peor a superar.

Por ello es comprensible que la educación sea también un ámbito de trabajo y de compromiso para las municipalidades, de tal manera que puedan encaminar sus competencias también en esa área; que no es solo construcción de infraestructura básica, construcción de canchas y coliseos, sino que vaya más allá, que se adentra en la administración de los establecimientos educativos y que tiene que ver con las buenas prácticas que hagan de la educación un factor de real mejoramiento de la vida de la comunidad.

Así, por ejemplo, ciudades como Quito, se precian de contar con educación municipal de excelente calidad, y hemos visto a Alcaldes de diferentes circunscripciones territoriales, entregar materiales, sea cuadernos, lápices y mochilas, o tablets y computadoras, construir aulas, preocuparse por el entorno educativo, sabiéndose, por supuesto, que la rectoría de la educación en el país está en manos del Ministerio de Educación, rectoría que no significa monopolio.

Es en este sentido que queremos relievar el aporte que las gestiones municipales, desde inicios de la república, han dado al sector educativo. Aporte que debe mantenerse y estimularse, al margen de las luchas políticas y de las banderías partidistas.

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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