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DESPUÉS DE LA EUFORIA

El Tiempo

15 de julio de 2014

 

Para buena parte del mundo la realización del campeonato mundial de fútbol aparece como una especie de paréntesis, como si nada pudiera ocurrir fuera de las canchas, de los escenarios deportivos donde se juega este popular deporte que ha logrado rebasar fronteras, que cuenta con estructuras gigantescas y presupuestos multimillonarios, en donde se pagan primas, pases, honorarios, prácticamente impensables en otros deportes y aún en lo que llamaríamos la "vida real". El fútbol crea ídolos, hace que la atención se desvíe y que no se preste atención a los detalles cuotidianos.

 

Pero bueno, luego de todo lo que ha significado la realización de esta edición de la copa del mundo 2014, con las consiguientes decepciones para nuestra América Latina que no pudo alzarse con la soñada copa, volvemos a lo que ocurre en el mundo y en nuestro país.

 

Seguramente Brasil, que ya manifestó su oposición al dispendio de enormes recursos económicos en gigantescos escenarios deportivos, y que ve como las asimetrías son de las peores del  mundo, dentro de un país tan vasto y tan rico, otra vez protestará, más aún luego del chuchaqui mundialista y las elecciones que se aproximan no pintan con buena cara para la presidenta Dilma.

 

La Argentina de Cristina aparece también sumida en otras tantas contradicciones, con escándalos de corrupción a los más altos niveles y con el empobrecimiento de un país que fue en algún momento, la séptima economía del mundo.

 

La situación en la franja de Gaza y en general el incremento de las acciones del lado y lado en estos territorios tan dramáticamente disputados por Israel y Palestina, son motivo de preocupación para el mundo entero.

 

Ucrania no atraviesa un panorama mejor, al igual que varios otros países que formaron parte de la antigua Unión Soviética y que son motivo de fricción y malestar entre Rusia, los Estados Unidos y la Comunidad Europea.

 

Parece que los seres humanos nos acostumbramos a las malas noticias y los dramas que diariamente se viven en Siria ya no parecen asombrar a nadie, cuando sabemos que el dramatismo de lo que sufre la población civil se extiende por el territorio, con muertes, mutilaciones, hambre por parte de niños, de ancianos, de mujeres, de adolescentes, que sienten que el infierno se ha instalado en sus propios hogares.

 

Las tensiones entre países, las luchas internas, las inequidades, todo ello, demuestra como el mundo, a pesar del avance de los descubrimientos, de los inventos, ha avanzado muy poco, y que el hombre continúa siendo lobo del hombre.

 

Después de la euforia del mundial, viene el despertar, el palpar la realidad, el sentir lo que ocurre, hasta que otra vez la ambición de ganar una copa y unas medallas, nos obnubile a todos.

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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