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CORTAR LAS ALAS

La Hora

3 de septiembre de 2013

 

El Ecuador, a lo largo de su historia, ha sido un país caracterizado por el goce de las libertades, algunos inclusive criticaron ese uso mayoritario y permanente de todos los mecanismos disponibles para que los ciudadanos pudieran expresar su opinión. Estas libertades hasta ocasionaron la caída de gobiernos, sin que ello significase la pérdida de vidas humanas, dando de alguna manera una lección al mundo, de vocación por la paz y de la tolerancia ejercida por sus gobernantes.

 

Por ello, llama la atención y nos preocupan las razones que se esgrimen para coartar esas libertades, ya que por ejemplo se argumenta que se podría quitar el derecho a la matrícula en los establecimientos educativos públicos, como una manera de desestimar las protestas que sobre la explotación petrolera en el Yasuní se producen por parte de estudiantes secundarios.

 

La capacidad argumentativa es la que hay que usar, no la fuerza de quienes la utilizan en desmedro de las libertades que nos son tan caras a los ecuatorianos.

 

Sabemos que los jóvenes son quienes más se preocupan por los temas ambientales, sabemos también que todas las corrientes educativas deben estimular la capacidad crítica de los educandos, y que por lo tanto quitar esa posibilidad de disentir es como cortarles las alas a quienes tienen deseos de volar.

 

Nos preocupa el nivel de enfrentamiento al que se está llegando; los ecuatorianos, al margen de toda opinión en la que puedan darse tintes políticos, hemos sido personas que nos manifestamos cuando sentimos que nuestros derechos han sido vulnerados, que decimos lo que sentimos sin temores, aún a riesgo de estar equivocados. Actuar de manera diferente es desnaturalizar el ser ecuatoriano, es tomar un sendero muy preocupante de intolerancia, de falta de aceptación de las opiniones y voluntades ajenas. Peor aún si esas restricciones se están dando en el ámbito de lo educativo.

 

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.

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