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CARNAVAL: FIESTA DEMOCRÁTICA

El Tiempo

5  de marzo de 2011

 

El calendario festivo ecuatoriano está lleno de celebraciones, unas reconocidas por la oficialidad, unas que nos remontan a las hazañas de los héroes, otras que celebran los ancestros indígenas, las fiestas religiosas, en fin, motivos sobran para unas merecidas vacaciones o para el festejo cívico.

 

Pero hay unas fiestas, que tienen una raigambre antigua, unos las asocian con las fiestas del antiguo Baco, con un origen netamente pagano, otros, con una especie de espacio que precede a la purificación de la semana santa en el catolicismo. Sea lo que sea y tenga el origen que tenga, las fiestas del carnaval están ampliamente extendidas en el mundo y son famosos los carnavales de Venecia, los de Río de Janeiro, de Oruro, de Guaranda, de Ambato, el Mardigrass de Nueva Orleans. En fin, casi cada país ostenta simbólicamente lugares en donde el afán de divertirse se desata, en donde la alegría es desbordante y en donde la imaginación cobra vuelos.

 

Pero, al margen del lujo y del jolgorio que en algunos lugares imperan durante las fiestas de carnestolendas, podemos decir que el carnaval en el Ecuador es una fiesta absolutamente democrática y familiar.

 

Democrática, porque la festejan todos: pobres y ricos, jóvenes y viejos, pelucones y guacharnacos.... Las familias se reúnen en torno a una comida preparada con amor: sea el motepata, el dulce de higos, las morcillas. Las mesas, aún las más humildes, se repletan de las frutas de temporada: las reinaclaudias jugosas, los duraznos carnudos, los delicados capulíes, las señoriales peras....todas frutas que antes se encontraban en las huertas de las casas, y siempre en los mercados.

 

Democrática porque con lo que se juega es con el agua, y aquí en el Ecuador, a pesar de los cambios climáticos, de las sequías que a veces se enseñorean de las regiones, todavía las mayorías tenemos acceso a ese líquido vital, que, claro que se desperdicia, que vuela en forma de globitos repletos, de mangueras instaladas, en baldes a veces de dudosa limpieza, pero, en fin, el agua como que iguala a todos, y allí está la esencia del carnaval, de la fiesta ecuatoriana. 

 

Por eso, en medio de las festividades carnavalescas, debemos desear a todos que la pasen en paz, que disfruten sanamente, que manejen con cuidado quienes se desplazan de un lugar a otro, que beban con moderación, que no congelen los globitos de agua porque pueden dejarle tuerta a la vecina, pero que al mismo tiempo aprovechen para gozar de la familia y de nuestro lindo Ecuador, al son del carnaval.

 

 

 

ROSALÍA ARTEAGA SERRANO

 

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