MUJICA SE EQUIVOCÓ
La Hora
1 de octubre de 2015
Hay una serie de iniciativas del ex presidente uruguayo José Mujica, que me parecen excelentes y dignas de todo encomio, pero hay una en la que no coincido, en la que definitivamente creo que no pensó en todas las implicaciones y derivaciones que la decisión puede implicar y es la liberalización en el consumo de la marihuana, en los estrictos controles que deberían establecerse para que la permisividad se lleve a un extremo imposible de manejar.
Siempre he pensado que una ley debe estudiarse de manera exhaustiva antes de su puesta en vigencia, más aún si tiene que ver con la salud pública, determinarse las implicaciones y los detalles en los que se debe pensar si queremos que un objetivo se cumpla.
Tampoco en este caso tenemos muy claros los objetivos, en estos días en que estoy en Montevideo, he hablado con alguna gente, en la calle, en el transporte público. Algunos manifiestan que probablemente lo que está detrás de la disposición es la necesidad de controlar el consumo de pasta base por sectores juveniles y de adultos, y piensan que la legalización del consumo de la marihuana pude contribuir a ello.
Otros dicen que no se ha tomado en cuenta, y no hay reglamentación al respecto, sobre la prohibición de consumo de marihuana por ejemplo para médicos que tienen que hacer cirugías, para personas que conducen automotores y transportes públicos. Más allá, me manifestaron que si bien se establece un número determinado de plantas de marihuana o de la yerba, como generalmente se la conoce, cuyo cultivo se autoriza, sería y es muy difícil entrar en cada lugar y contar cuántas efectivamente se están cultivando; me imagino lo complicado que resultaría en una ciudad como la capital uruguaya en donde muchas de las casas tienen sus patios para realizar los asados tan típicos, y macetas y jardineras en dónde no será tan difícil el cultivar las mencionadas plantitas.
Por mi parte puedo decir que he sentido el olor pungente y dulce de los cigarrillos de marihuana en mis caminatas por las Ramblas, pero también en los alrededores de los colegios de enseñanza media, todo lo cual me hace meditar en la no oportunidad de la medida.
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.