Si bien la atención internacional continúa volviendo sus ojos hacia el Japón, para saber qué desenlace tendrá el tema de las plantas de energía nuclear y qué repercusiones tendrá para la población; hay también otro tema que llama la atención y que ha ocupado importantes espacios en los noticieros internacionales, se trata del caso de Libia y el empecinamiento del dictador Muammar Gadafi, quien ha decidido mantenerse en el poder aún a costa de la muerte y maltrato de la mayor parte de la población de su propio país.
La comunidad internacional, representada a través del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tomó finalmente la decisión, no solamente de zona de exclusión aérea, sino también de intervenir directamente, con armas, por aire y por mar, para impedir que la población sea diezmada de forma inmisericorde por los soldados mercenarios de Gadafi.
Hay quienes argumentan que la tal intervención se debe a la ambición por el petróleo por parte de los países occidentales, pero la verdad es que ese petróleo ha sido vendido por el propio gobierno de Gadafi a sus clientes de occidente. Lo que si está en juego, dentro de la geopolítica mundial es el papel de países como Francia, Gran Bretaña, y, aunque no lo quiera, de los propios Estados Unidos.
Dentro de ese contexto internacional, en el que se habla de la democracia y de como instituirla en los diversos países, llama la atención la posición de los países del Alba y particularmente del Ecuador, alineados con una de las más cuestionables y crueles dictaduras, en donde la corrupción ha sido ya denunciada, como base de la casi incalculable fortuna de los Gadafi.
Por ello, consideramos un error el mantener una política internacional más bien proclive a alinearse con las dictaduras totalitarias, en donde se han eliminado hasta los vestigios de la democracia.
Mal por la política internacional ecuatoriana, que está buscando unas alianzas que a la larga van a resultarle perjudiciales.
ROSALÍA ARTEAGA SERRANO.
MAL ALINEADOS
La Hora
24 de marzo de 2011